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Punta Ballena, Uruguay 🇺🇾
Museo Taller Casapueblo
Proyecto “Las dos orillas”
Colaboración junto a Mart Aire
Pintura acrílica sobre chapa
8 x 4 m
2024
Fotos de Federico Berges Arteaga

Buenos Aires, Argentina 🇦🇷
Venecitas de vidrio sobre muro y piso de concreto
7 x 2,5 x 2 m
2024

Buenos Aires, Argentina 🇦🇷
Venetian style glass mosaic tiles on concrete wall and floor
7 x 2,5 x 2 m
2024

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Buenos Aires, Argentina 🇦🇷
Proyecto independiente y autogestionado
Pintura acrílica y pintura texturada sobre muro de concreto
15 x 35 m
2023
Texto de Lupita Baliño
Fotos de Santiago Ortí
Video de Orco Videos y Ether Files
Este proyecto se concretó con el apoyo de Quimera Galería, Pasto Galería, Sinteplast, Impulso Cultural y Fundación Santander

Todas las llaves de esta esquina
En la continuación de “Una gotita en suspensión”, dos años después de la muestra en PASTO Galería que dió origen a esta acción, Jorge Pomar realiza una pintura de gran tamaño sobre la medianera de un edificio en San Telmo en la Avenida Independencia esquina Piedras.
La pared en cuestión exhibe las marcas propias de un edificio que fue cortado. Son los signos de una interrupción. Los rastros son sutiles, para notarlos hay que tener una mirada enamorada de la pared, que de alguna manera está esperando encontrar sus imperfecciones, sus roturas, sus grietas y sus partes lisas, pero sobre todo es una mirada atenta a la vida en el muro, a los vestigios del paso del tiempo y del paso de la experiencia de la vida por los lugares de la ciudad.
San Telmo tiene una fuerte cualidad hauntológica si se quiere, o fantasmática. Es una de las zonas más antiguas de Buenos Aires, y el paisaje con sus edificios y vistas va dando cuenta de lo que se mantiene, de lo que hay de nuevo, y especialmente de lo que ya no existe. El barrio ha ido cambiando notoriamente su morfología en particular en los últimos años, en parte por consecuencia del avance de la llamada gentrificación. Para las personas que lo habitan hace años caminar por esta zona puede significar ver en las calles sobreimpreso en lo que hay aquello que alguna vez hubo. Porque la historia puede pensarse de alguna manera como una figurita holográfica, que es varias cosas al mismo tiempo en un solo recorte: depende de dónde y cómo lo mires vas a ver una imagen u otra, o algo siendo en el cruce de dos cosas distintas.
Esta medianera -que ahora es cielo a la vista-, fue en algún momento un elemento más en un adentro, fue parte del cotidiano y de la intimidad de las personas que habitaron entre esas paredes. El muro ofrece un relato acerca del crecimiento de las ciudades, sus transformaciones y la planificación urbanística. Es un recordatorio sobre cómo los avances tecnológicos para la vida en las ciudades de alguna manera siempre generan interrupciones (a veces más silenciosas, otras más visibles y obvias) y operan bifurcaciones en una escala más micro e inadvertida: la que se dá en las historias, en las vidas de las personas
¿Puede ser que pintar el cielo en la fachada le dé a ésta un aura de protección? Como si fuese un acto psicomágico para esconder la fragilidad de nuestros días y protegernos de la acción del mundo: si hay cielo y no hay muro, esto ya no puede volver a destruirse. El ladrillo es vulnerable a la acción humana pero el cielo es irrompible.
Pienso que la representación del ladrillo a la vista forma parte del repertorio de imágenes posibles, virtuales y sincrónicas que se condensan en los lugares. En este sentido es que interesa insistir en seguir pensando en lo que hubo y en lo que sucedió con lo que estaba. Esta acción es un gesto de traer memoria, al mismo tiempo que un señalamiento del vacío: cuando hablamos de espacios que ya no están en realidad nos importa decir algo de las vidas transformadas por la desaparición de esos lugares.
Al alzar la mirada es bueno tener presente que tanto el cielo como el “arriba” son  siempre  terrenos de sentidos en disputa. El cielo no significa lo mismo para todes, ni es fácticamente el mismo para todes. No es accesible para todes por igual, e incluso hay quienes están privades de verlo. Histórica e ideológicamente el cielo puede ser sólo paisaje, ruta de navegación o ser la tierra final prometida. Puede ser territorio de conquistas tecnológicas o comerciales, o ser el objetivo de políticas que velen por la salud de quienes están debajo de él.
Pintar un cielo en una pared es ejercer una especie de gesto lúdico a partir de la acción del recorte y la relocalización que hace de la fachada una continuación del cielo. Hay un espejismo encerrado en los ladrillos, que puede ser una ilusión de tener el superpoder de traspasar las paredes. Pero también pintar un cielo en un muro es querer inaugurar un portal hacia el futuro, hacia la posibilidad de algo distinto, más diáfano, quizás utópico: una ciudad que no se repliegue gris sobre sí misma, sino que se abra hacia las nubes, que no sea pesada e intraspasable sino liviana; una ciudad donde pueda ponerse más atención al mundo rodeándolo todo. Así, pintar un cielo sobre una pared pública, se convierte en una propuesta poética y política: una invitación a no darlo nunca por sentado.

Buenos Aires, Argentina 🇦🇷
Independent and self-managed project
Acrylic paint and textured paint on concrete wall
15 x 35 m
2023
Text by Lupita Baliño
Photos by Santiago Ortí
Video by Orco Videos and Ether Files
This project was supported by Quimera Gallery, Pasto Gallery, Sinteplast, Impulso Cultural and Santander Foundation

All the keys to this corner
In the continuation of “Una gotita en suspensión”, two years after the exhibition at PASTO Galería that gave rise to this action, Jorge Pomar makes a large painting on the wall of a building in San Telmo on Avenida Independencia at the corner of Piedras.
The wall in question exhibits the marks of a building that was cut down. They are the signs of an interruption. The traces are subtle, to notice them one must have a look in love with the wall, which somehow is waiting to find its imperfections, its breaks, its cracks and its smooth parts, but above all it is a look attentive to the life in the wall, to the vestiges of the passage of time and the passage of the experience of life through the places of the city.
San Telmo has a strong hauntological quality if you will, or ghostly. It is one of the oldest areas of Buenos Aires, and the landscape with its buildings and views shows what remains, what is new, and especially what no longer exists. The neighborhood’s morphology has been changing noticeably, particularly in recent years, partly as a result of the advance of the so-called gentrification. For the people who have lived there for years, walking through this area can mean seeing in the streets, superimposed on what is there, what once was there. Because history can be thought of in some way as a holographic figurine, which is several things at the same time in a single cutout: depending on where and how you look at it you will see one image or another, or something being at the crossroads of two different things.
This dividing wall -which is now a sky in sight-, was at some point one more element in an inside, it was part of the daily life and the intimacy of the people who lived within those walls. The wall offers a story about the growth of cities, their transformations and urban planning. It is a reminder of how technological advances for life in cities somehow always generate interruptions (sometimes more silent, sometimes more visible and obvious) and operate bifurcations on a more micro and unnoticed scale: the one that occurs in the stories, in the lives of the people.
Could it be that painting the sky on the facade gives it an aura of protection? As if it were a psychomagical act to hide the fragility of our days and protect us from the action of the world: if there is a sky and no wall, it can no longer be destroyed. The brick is vulnerable to human action but the sky is unbreakable.
I think that the representation of the brick in sight is part of the repertoire of possible, virtual and synchronic images that are condensed in places. In this sense, it is interesting to insist on continuing to think about what was there and what happened with what was there. This action is a gesture of bringing back memory, at the same time as a signaling of emptiness: when we speak of spaces that are no longer there, it is really important to us to keep thinking about what was there and what happened to what was there.
When looking up, it is good to keep in mind that both the sky and the “above” are always terrains of disputed meanings. Heaven does not mean the same thing to everyone, nor is it factually the same for everyone. It is not equally accessible to all, and there are even those who are deprived of seeing it. Historically and ideologically, the sky can be only a landscape, a navigation route or the final promised land. It can be the territory of technological or commercial conquests, or the target of policies that watch over the health of those below it.
To paint a sky on a wall is to exercise a kind of playful gesture from the action of cutting and relocation that makes the facade a continuation of the sky. There is a mirage enclosed in the bricks, which can be an illusion of having the superpower to pass through walls. But to paint a sky on a wall is also to want to inaugurate a portal to the future, to the possibility of something different, more diaphanous, perhaps utopian: a city that does not withdraw gray on itself, but that opens towards the clouds, that is not heavy and impassable but light; a city where more attention can be paid to the world surrounding it all. Thus, painting a sky on a public wall becomes a poetic and political proposal: an invitation to never take it for granted.

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Buenos Aires, Argentina 🇦🇷
Grupo Naistat
Pintura acrílica sobre muro de concreto
3 x 43 m
2023

Buenos Aires, Argentina 🇦🇷
Grupo Naistat
Acrylic paint on concrete wall
3 x 43 m
2023

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Buenos Aires, Argentina 🇦🇷
Pintura poliuretánica sobre muro y piso de concreto
7 x 2 x 2 m
2022

Buenos Aires, Argentina 🇦🇷
Poliuretanic paint on concrete wall and floor sobre muro y piso
7 x 2 x 2 m
2022

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Buenos Aires, Argentina 🇦🇷
Colaboración junto a Diego Bianchi
Pintura acrílica y membrana líquida sobre muro de concreto
30 x 6 m
2022
Hace un año empezamos a pintar “Rousseau” como un ensayo para otro proyecto que finalmente no salió. Utilizamos pintura acrílica y membrana líquida para techo. Nos camuflamos con los parches del asfalto de la calle, las grietas de brea, el bordó de los techos de chapa del barrio, el cielo celeste de las mañanas de invierno y las sombras pasajeras.
Pruebas y errores. Un año de encuentros esporádicos para gestar un dibujo sin destino.

Buenos Aires, Argentina 🇦🇷
Collaboration with Diego Bianchi
Acrylic paint and liquid roofing membrane on concrete wall
30 x 6 m
2022
A year ago we started painting “Rousseau” as an exercise for another project that finally didn’t come out. We worked with acrylic paint and liquid roofing membrane. We camouflaged ourselves with the asphalt patches on the street, the cracks of tar, the burgundy of the sheet metal roofs of the area, the winter morning blue sky and the ephemeral shadows.
Trials and errors. One year of sporadic meetings to do a drawing without destiny.