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ST

Mar del Plata, Argentina 🇦🇷
TRImarchi
Collaboración junto a Antonin Hako
Pintura acrílica sobre muro de concreto
8 x 6 m
2017

Mar del Plata, Argentina 🇦🇷
TRImarchi
Collaboration with Antonin Hako
Acrylic paint on concrete wall
8 x 6 m
2017

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ST

Mar del Plata, Argentina 🇦🇷
TRImarchi
Collaboración junto a Antonin Hako
Pintura acrílica sobre muro de concreto
25 x 8 m
2017

Mar del Plata, Argentina 🇦🇷
TRImarchi
Collaboration with Antonin Hako
Acrylic paint on concrete wall
25 x 8 m
2017

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Baikalsk, Siberia, Russia 🇷🇺
Baikal Totem International Cultural Forum
Curado por Street Art Institute
Pintura acrílica sobre muro de concreto
11 x 13 m (díptico)
2017
Baikalsk es una pequeña ciudad ubicada en la orilla sur de Baikal, el lago más profundo del mundo y una de las reservas de agua dulce más importantes.
Durante los años sesenta, bajo el régimen de la U.R.S.S., una fábrica de celulosa llamada “BCBK” se instaló en la zona . Durante 50 años los desechos tóxicos se descartaron en el lago, contaminando el agua hasta el cierre de la fábrica en 2013.
“Baikal Totem” es un foro cultural internacional nacido en 2014 en Irkutsk, una de las ciudades más importantes de Siberia. El objetivo del proyecto es crear conciencia a través de intercambios culturales sobre el lago y las fuentes de agua dulce en Rusia.

Baikalsk, Siberia, Russia 🇷🇺
Baikal Totem International Cultural Forum
Curated by Street Art Institute
Acrylic paint on concrete wall
11 x 13 m (diptich)
2017
Baikalsk is a small town located on the southern shore of Baikal, the deepest lake in the world and one of the most important freshwater reserves.
During the sixties, under the regime of the U.S.S.R., a cellulose factory called “BCBK” was installed in the area. For 50 years the toxic waste was discarded in the lake, polluting the water till the factory closing in 2013.
“Baikal Totem” is an international cultural forum born in 2014 in Irkutsk, one of the most important cities of Siberia. The focus of the project is to raise awareness through cultural exchanges about the lake and the freshwater sources in Russia.

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Mostar, Bosnia-Herzegovina 🇧🇦
Street Arts Mostar
Curado por Marina Mimoza
Pintura acrílica sobre muro de concreto
8 x 14 m
2017
Mostar es una pequeña ciudad al sur de Bosnia-Herzegovina, situada en una zona donde conviven bosnios, croatas, serbios, musulmanes y católicos ortodoxos, entre otras culturas.
El mural se encuentra en la calle Abrašević, donde una vez existió una línea de fuego durante la guerra de Bosnia (1992 – 1995). Algunas construcciones de la zona, todavía en ruinas, muestran sus paredes repletas de agujeros de balas. Según me contaron los vecinos, “en este mismo suelo los soldados se enfrentaron a los tiros y el edificio que estás pintando se encontraba destruido”.
Durante el primer día de trabajo, un vecino llamado Mario se acercó al andamio. Me dijo que le gustaría que quede intacto algún espacio del color original de la pared, amarillo pastel, que se puede ver en el cuadrante H8.
Al día siguiente, apareció una mujer llamada Slata, gritando en bosnio que los colores blancos y rojos de B3 le recordaban a la bandera de Croacia. Un vecino que intentó calmarla me tradujo luego que el ejército croata mató a su marido durante la guerra. Transformé la combinación de colores borrando el blanco con pintura azul. Slata se calmó, nos dimos la mano y me convidó café. Por último, me pidió que dibuje en la pared a su perro llamado “Pongui”.
El tercer día entró en escena otra persona, también a los gritos. No quería ver estrellas amarillas sobre el fondo azul. Argumentaba que era una referencia a la bandera de Bosnia-Herzegovina. Esa misma tarde, otro hombre llamado Boris también hizo notar su enojo: la luna creciente y las estrellas le recordaban al Islam. Entonces, la luna se cerró en un círculo y pinté más estrellas, reconfigurando la posición de los elementos, donde en principio se presentaban 32 figuras en total, como la cantidad de fichas del ajedrez.
Boris volvió al día siguiente. Parado frente a la pared, contempló el mural en silencio durante quince minutos. De repente, empezó a gritarme en bosnio. Yo lo observaba desde el segundo piso del andamio, sin saber qué responder. De pronto, el hombre inmóvil y en silencio, ejecuta un gesto teatral. Desenfunda un revolver imaginario de su bolsillo y gatilla dos veces. Yo me quedo perplejo y repito el mismo gesto, agregando al final un signo de pregunta con la mano, tal como hacemos los argentinos e italianos con los dedos juntos apuntando hacia arriba. Se acerca un fotógrafo del festival y conversa con Boris. Me comenta que es un veterano de guerra, que está medio loco, que habla un dialecto difícil pero pudo comprender que en este mismo lugar vió gente matándose durante la guerra. Mario y otro hombre aparecen en escena. Marina, directora del festival, se acerca al lugar y conversa con todxs. Ninguno quiere formas cuadradas en el dibujo porque les hace pensar en la bandera croata. Agregan que tantos cuadrados de color negro representan a la muerte. Me sugieren que dibuje fichas de ajedrez como un caballo o una torre. Marina, entre divertida y nerviosa con la situación, comienza a preguntarle a los transeúntes que caminan por Abrašević:
“¿Qué ven en esta pintura?”, a lo que algunos responden:
-una alfombra.
-un juego de damas.
-un sol.
-un conjunto de colores.
-un dibujo de un niño.
-Joan Miró.
-un tablero de ajedrez.
-un cielo.
Mario y los otros dos, por más que prestan atención, mantienen su opinión con firmeza: no les gusta la obra. Comienza una discusión de 3 horas. Mientras tanto, yo me voy a un bar a tomar café y escribir. Cuando vuelvo ya se habían ido. Al rato, un hombre con su hijo, vecinos del barrio, me dicen que se enteraron de la discusión, de las opiniones desencontradas pero que a él y su familia les encanta el mural.
El último día de trabajo una señora nos amenaza desde su auto rojo con llamar a la policía, porque según me traduce Zakky Zadro, artista local, no le parece bien pintar las paredes. Transcurre una hora y efectivamente llegan dos policías. Nos invitan a ingresar en su camioneta a Zakky Zadro, Camilo Theic, Nicolás Alfalfa y a mí sin dar mucha explicación. Llegamos a la comisaría y nos depositan en una oficina. Para pasar el tiempo, juego un partido de ajedrez con Nicolás. Una hora más tarde, aparece Marina y nos liberan.
Volvemos a Abrašević y seguimos pintando. El mural queda terminado al cubrir los balcones del primer, segundo y tercer piso. A la tarde noche aparece la dueña del tercero. Quiere su balcón tal como estaba y no de color verde.
Al día siguiente escapamos de la ciudad rumbo a Dubrovnik y luego Sisak, Croacia. Tres días más tarde Marina me envía una foto del mural sin los andamios. Misteriosamente, aparecieron tres círculos amarillos en los cuadrantes C1, E1 y G1.
Una semana más tarde, Marina me envía otra foto en la que aparecieron tres triángulos amarillos en B2, F2 y H2.
Preguntas:
¿Cuándo queda terminada una obra en el espacio público?
¿Quién es el autor?
¿A quién le pertenece? ¿Al artista que la ejecuta? ¿A los habitantes del barrio que la viven diariamente? ¿A los que la modifican a través del tiempo? ¿A todxs juntos?
¿Es posible jugar un partido de ajedrez de 38 piezas?
¿Qué otros elementos se pueden agregar o sustraer en este mural?
¿De qué modo influyen los agentes externos durante el proceso de creación? ¿Hasta qué nivel?
¿Pintar en el espacio público sensibiliza a las personas?
¿Puede una obra dentro de una institución jerarquizada generar el mismo nivel de sensibilidad?
¿Qué es una bandera mas allá de una disposición arbitraria de colores?
¿Una combinación de colores determinada justifica la muerte del otro?
¿Los colores son símbolos?
¿La guerra y el juego, son nociones antagónicas?
¿Debería haber pintado a “Pongui”?
Gracias a Camilo Theic, Florencia Fitz, Nicolás Alfalfa y Zakky Zadro.

Mostar, Bosnia-Herzegovina 🇧🇦
Street Arts Mostar
Curated by Marina Mimoza

Acrylic paint on concrete wall
8 x 14 m
2017

Mostar is a small town in the south of Bosnia-Herzegovina, located in a mountainous area where many cultures live, including Bosnians, Croats, Serbs, Muslims and Orthodox Catholics.
The mural is located on a place called Abrašević, where there was once a line of fire during the Bosnian war (1992 – 1995). Some buildings in the area, still in ruins, show walls peppered with bullet holes. The neighbors told me that “many soldiers fought on this ground and the building you are painting was completely destroyed”.
During the first day of work, a neighbor named Mario appeared close to the scaffold. He told me that he would like to see some spaces of the wall original color – pastel yellow – which can be seen in the H8 quadrant.
The next day, a woman named Slata started to shout some words in Bosnian, saying that the white and red colors of B3 reminded her of the Croatian flag. A neighbor who tried to calm her down translated for me afterwards that the Croatian army killed her husband during the war. So I transformed the color combination by erasing the white with blue paint. Slata calmed down, we shook hands and then she got me a coffee. Finally, she asked me to draw her dog “Pongui” – a toy poodle- on the wall.
The third day, another person appeared on the scene, also shouting. He did not want to see yellow stars on the blue background. He argued that it was a reference to the Bosnia-Herzegovina flag. That same afternoon, another man called Boris also expressed his anger: the crescent moon and the stars reminded him of Islam. So the moon closed into a circle and I painted more stars, reconfiguring the position of elements in the work, where at a first sight there were 32 figures in total, the number of pieces in a chess set.
Boris returned the next day. Standing in front of the wall, he stared at the mural in silence for fifteen minutes. All at once, he started yelling at me in Bosnian. I watched him from the second floor of the scaffold, without knowing what to answer. Suddenly, he executes a theatrical gesture. He unfolds an imaginary revolver from his pocket and pulls the trigger twice. I look at him, perplexed, and repeat the same gesture, adding a question mark with my hand, as we Argentinians and Italians do,  with the fingers all together facing up. A photographer of the festival approaches and talks to the man. He tells me later that he is a war veteran, quite mentally ill, who speaks a difficult dialect but he could understand that in this same place he saw people killing during the war.
Mario and another man appear on the scene. Marina, the festival director, arrives at the place and starts to talk with them. None of these men like square shapes because it makes them think of the Croatian flag. And so many black squares represents death. They suggest I draw colored chess figures like the knight or the rook. Marina, amused and nervous about the situation, begins to ask people walking around Abrašević:
“What do you see in this painting?”, to which some respond:
-a carpet.
-a checkers board.
-a sun.
-a set of colors.
-a child’s drawing.
-Joan Miró.
-a chess board.
-a sky.
But Mario and the other two men do not like the painting. A three hour discussion starts. In the meantime, I go to a bar to drink coffee and write. When I got back to the wall, everyone was gone. A man with his son that lives in the neighbourhood tell me that they heard about the conflictive discussion but that he and his family love the mural.
On the last day of work, a lady threatens us from her red car with a call to the police, because she thinks that painting walls is wrong. An hour goes by and two policemen arrive. We are asked to enter into the van with Zakky, Camilo Theic and Nicolás Alfalfa, without explanation. We arrive at the police station and to pass the time, I play chess with Alfalfa. One hour later, Marina appears at the station and then we are free.
We come back to Abrašević and continue to paint. The mural is finished when I cover the balconies of the first, second and third floors. In the evening, the owner of the third appears and tells me that she wants her balcony white and not green.
The next day we left the city by bus to Dubrovnik and then to Sisak, Croatia. Three days later, Marina sends me a photo of the mural without the scaffolding. Mysteriously, three yellow circles appeared in C1, E1 and G1.
A week later, Marina sends me another photo in which three yellow triangles appeared in B2, F2 and H2.
Questions:
When is a work in public space finished?
Who is the author?
Who does it belong to? To the artist who runs it? To the inhabitants of the neighborhood? To those who change it over time? To all of them together?
Is it possible to play a 38-piece chess match?
What else can you add or subtract from this mural?
How do external agents have an influence during the process? To what level?
Does painting in a public space sensitize people?
Can a work in a hierarchical institution generate the same level of sensitivity?
What is a flag beyond an arbitrary combination of colors? Does a determined color combination justify the death of another?
Are colors symbols?
Are war and play antagonistic notions?
Should I have painted the toy poodle “Pongui”?
Thanks to Camilo Theic, Florencia Fitz, Nicolás Alfalfa and Zakky Zadro.