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Milano, Italia 🇮🇹
Lusvardi Galería
16.6.2023 14.7.2023
Muestra colectiva junto a Vincent Grunwald y Giacomo Serpani
Fotos de Toni Brugnoli
Texto por Vincent Grunwald
“Fasade (engl.) Facciata (ital.) Fassade (dt.) Fachada (es.)”
Los edificios son la dimensión vertical del plano de la ciudad. Surgen del suelo y constan de raíces capsuladas en forma de sótanos y catacumbas que pueden darles estabilidad o protegerlos del agua. Los edificios suelen estar alineados hacia la calle, creando un valle que canaliza a los pasajeros en dos direcciones principalmente. El valle está formado por la calle, la acera y está limitado por los edificios.
Paralelamente al valle, el agua, la electricidad, el gas y las telecomunicaciones se canalizan a través de tubos y cables, conectando distintas partes y creando redes de formas diferentes. Todas estas redes también se expanden verticalmente en el espacio conectando las unidades de vivienda de los edificios, que están dispuestas unas encima de otras. Las tuberías pluviales recogen la lluvia que cae sobre el tejado de los edificios y la canalizan hacia la canalización. En el tejado nace un manantial que recoge el agua, la concentra con todas esas hojas y polvo amontonados y la convierte en un río que corre por debajo de la ciudad con el nombre de canalización.
Las fachadas de los edificios son su exposición pública, su rostro.
Los edificios se comunican a través de su fachada con el público.La cara del edificio habla del gusto de sus propietarios, de lo bien que se cuida el edificio, de si se limpia o no, de si hay pisos libres o no.Todo edificio tiene una entrada principal, la puerta que conecta al público con el interior de la casa. Todo lo que entra en la casa tiene que pasar por la puerta.La fachada oculta muchos procesos subyacentes que tienen lugar en el interior del edificio.
Las ventanas son el testigo de las calles.Durante la noche comunican si la luz de un piso está encendida o no y por ello indican posible actividad. También pueden indicar si alguien sigue despierto.
Las ventanas pueden permitirte echar un vistazo al interior del piso, a la atmósfera de ese espacio vital. Si hay movimiento en los habitantes o una televisión encendida que produce sombras horrendas en las paredes una vez que alguien pasa por delante. Una persona puede estar fumando junto a la ventana y ser un observador secreto de las calles. Las fachadas son la muestra de posibles testigos de lo que ocurre en la calle.
La exposición Fachadas reúne a artistas argentinos, alemanes e italianos que trabajan para activar las superficies de la ciudad. Han desarrollado métodos que abordan las posibilidades y significados del espacio urbano vertical, cómo interactuar con él, cómo representarlo o cómo transformarlo.

Milano, Italy 🇮🇹
Lusvardi Gallery
16.6.2023 14.7.2023
Group exhibition with Vincent Grunwald and Giacomo Serpani
Photos by Toni Brugnoli
Text by Vincent Grunwald
“Fasade (engl.) Facciata (ital.) Fassade (dt.) Fachada (es.)”
Buildings are the vertical dimension of the city map. They rise from the soil and consist of capsuled roots in the shape of basements and catacombs that can give them stability or protect them from water. The buildings are usually aligned towards the street, creating a valley that channels the passengers in mainly two directions. The valley consists of the street, the sidewalk and is limited by the buildings.
Parallel to the valley, water, electricity, gas and telecommunication are channelled through tubes and cables, connecting different parts and and creating differently shaped networks. All of these networks also expand vertically in space connecting living units in buildings, that are arranged on top of each other. Rain Pipes collect the rain that falls on the buildings roof and channel it towards the canalisation. There is a spring born on the roof gathering water, concentrating it with all those leaves and dust bundled into one and turning it into a river running below the city by the name of canalisation.
The facades of the buildings are their public display, their face. The buildings communicate through their facade with the public. The face of the building talks about its owners taste, about how good the building is taken care of, if it gets cleaned or not, if there is vacant flats or not. Every Building has a main entrance, the gate that connects the public and the interior of the house. Everything that enters the house has to pass the gate. The facade is hiding many underlying processes that are taking place inside of the building.
The windows are the witness to the streets. During night they communicate if the light of a flat is turned on or not and by that indicating possible activity. They might as well tell if somebody is still awake.
Windows could let you get a look inside of the flat, the atmosphere of that living space. If there is movement on inhabitants or a television turned on that leads to horrendous shadows on the walls once somebody walks in front of it. A person could be smoking at the window and be a secret observer of the streets. The facades are the display of possible witnesses of what is happening on the street.
The exhibition facades is uniting artist from Argentina German and Italy that are working on ways how to activate the surfaces of the city. They developed methods that are dealing with possibilities and meanings of the vertical urban space, how to interact with it, how to depict it or how to transform it.

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Buenos Aires, Argentina 🇦🇷
Centro de arte MUNAR
23.10.2021
20.11.2021
Muestra colectiva junto a Nacha Canvas y Franco Fasoli
Curaduría y texto por Joaquín Barrera
Producción de Quimera Galería
Montaje por Alejandro Bonzo
Iluminación por Alvaro
Flyer de Nina Kunan
Asistencia de producción de Ignacio AriasBeatriz Casado
Fotos de Catalina Romero
En el año 1928 un inmigrante flandés que venía a hacerse la América instaló en Carlos Jáuregui – en cercanías de Luján (Provincia de Buenos Aires)- la Algodonera y Textil Flandria, empresa que se convirtió rápidamente en un proyecto de alto impacto social, económico, deportivo y comunitario. La fábrica, compuesta en su personal por inmigrantes flandeses y por migrantes internos de las provincias de todo el país, proponía en su tejido comunitario formas innovadoras de socialización entre sus obreros con el fin de generar nuevos modos asociativos que incentivaran la producción pero también el ocio y la recreación. Ese trabajo mancomunado y organizado entre los propios obreros pronto se vio reflejado en un sinfín de actividades y desarrollos integradores como la construcción de vivienda social, la revista cooperativa “El telar”,  una escuela, un club ciclista, un club náutico y finalmente el Club Social y Deportivo Flandria. Por el acelerado proceso de desindustrialización que vivió nuestro país a fines del siglo pasado la Algodonera cerró sus puertas en 1995. Sin embargo, las instituciones culturales, deportivas y sociales que se desprendieron de Flandria aún siguen en pie, como un símbolo de la lucha de una comunidad organizada.
Esta exhibición reúne a tres artistas (Nacha Canvas, Franco Fasoli y Jorge Pomar) que para producir su obra circulan por distintas ciudades, geografías y paisajes y llevan en sus trazos, en sus paletas, en su poética y en sus modos de producir lo autóctono de cada lugar del que vienen (y también del que provienen), activando recursos de memoria propios de las comunidades que habitan. Los intensos movimientos migratorios, internos y externos, generan afectaciones sobre sus procesos de trabajo, adquiriendo nuevas capas de significantes sobre su propia producción.
A partir de la idea de dividir el espacio en dos formatos aparentemente contrapuestos -por un lado una exhibición más intimista y por el otro una más monumental -las obras presentadas en las dos salas proponen nuevos relatos sobre lo doméstico y lo urbano, sobre los paisajes del adentro y del afuera y sobre los distintos modos de acercarse a la producción de visualidades en el territorio argentino, poniendo especial foco en el gesto sensible de la tradición formal de las prácticas más ligadas a lo artesanal como el textil, el fresco y la cerámica.
Los paisajes que presenta Franco Fasoli en esta exhibición son netamente mundanos y evocan imaginarios de tribus comunitarias de barrio, de la acción, del bardo, de tomar la calle. En el lado oscuro de las salas presenta un recorte de 20 bocetos realizados durante sus más de 20 años de artista del graffiti y del mural. Una pequeña antología fantástica. Casi la totalidad de esos dibujos fueron llevados del papel a la pared en distintas ciudades del mundo. En la sala principal, Fasoli en cambio exhibe una instalación de sitio específico pensada para esta muestra y en donde reconstruye la historia del mural en la argentina. Un fresco que aparenta haber sido extraído de la pared – operación que tiene una historia de detractores y matafuegos en la historia reciente de argentina- es exhibido derrumbándose sobre un andamio. La imagen que nos devuelve el fresco es un poderoso homenaje a la historia del arte urbano local, en donde conviven virtuosos como Berni, Carpani, Soldi, Alfredo Guido con lo contemporáneo de Siquier en el subte así como con la pared de Homeros más grande del mundo del record Guiness.
Nacha Canvas en cambio propone un paisaje de lo incierto, de lo frágil, de lo que arrastra el viento, de lo que amontona el tiempo. O quizás solo sea una certeza, la única posible: cuando ya no estemos más acá y ya no quede nada sólo habrá arcilla, fruto milenario, perenne y precioso de la tierra. En la sala oscura, un plástico contiene restos de pequeñísimos pedazos craquelados del material adherido a una piel que se derrumba y que cae por fuerza propia. En la sala principal, una gran instalación de polvo de arcilla apenas peinada por la artista pareciera evocar a los períodos de formación geológica, a los paisajes de un desierto, a las placas tectónicas, al interior de una montaña. En las paredes, obras realizadas en arcilla cocida pegada sobre tela y levemente coloreadas con pigmentos construye geografías diminutas y fragmentadas que de algún modo se convierten en mapas escolares de provincias, ciudades y poblados inventados, de llanuras y pampas, de mesetas y relieves olvidados.
Las obras de Jorge Pomar son en cambio un paisaje intermedio. Algo así como un limbo entre lo pesadamente mundano y lo armonioso y sereno del mundo espiritual y celestial. En la sala principal, el artista recrea el gesto de tomar las arcadas propias de la arquitectura de Munar para cerrar puertas que abren a otras dimensiones. Esas arcadas textiles son tapias de un lado y cielo del otro, como si fuese una puerta a derribar para poder salir a jugar. En una de sus caras las paredes tienen las marcas e inscripciones de la calle, del barrio, de una comunidad de graffiteros que toma como lienzos a las paredes de ladrillos. Ese gesto de llenar estas tapias de tags de sus colegas es -desde un costado autobiográfico-una evocación a su historia personal y a su modo de ser artista y – desde una mirada global- una forma de construir una genealogía y un boceto de una historia del arte urbano. En la sala pequeña, en cambio, reformula la operación y la sintetiza, presentándonos ladrillos reales forrados en ladrillos textiles sobre unos pedestales de nubes que se elevan hacia otros universos, proponiendo nuevas formas de pensar el vínculo entre la tierra y el cielo.
Flandria es la posibilidad de un país imaginario, de re-crear paisajes nuevos y otras formas de asociativismos. Flandria es la añoranza de un tiempo, una fábrica olvidada, el barrio que nos crió, el sueño de una vida construida colectivamente. Flandria es la infancia que ya se nos fue, la memoria de un pueblo, los recuerdos de provincia, las manos manchadas con arcilla. Flandria es una apuesta, en tiempos mecanizados, por el poder sagrado del oficio del artista.

Buenos Aires, Argentina 🇦🇷
MUNAR Art Center
23.10.2021 ➝ 20.11.2021
Group exhibition with Nacha Canvas and Franco Fasoli
Curatorial work and text by Joaquín Barrera
Produced by Quimera Galería
Assistance by Alejandro Bonzo
Lighting by Alvaro
Flyer by Nina Kunan
Production assistance by Ignacio Arias and Beatriz Casado
Photos by Catalina Romero 
In the year 1928 a Flemish immigrant who came to become America settled in Carlos Jáuregui – near Luján (Province of Buenos Aires) – the Flandria Cotton and Textile Corporation, a company that quickly became a project with a high social, economic, sportive and comunal impact. The factory, biult by Flemish immigrants and internal migrants from provinces throughout the country, brought to its community innovative forms of socialization among its workers, in order to generate new associative modes that would encourage production but also leisure. and recreation. This joint and organized work among the workers was soon reflected in a myriad of activities and integrative developments such as the construction of social housing, the cooperative magazine “El Telar”, a school, a cycling club, a yacht club and finally the Flandria Social and Sports Club. Due to the accelerated process of deindustrialization that our country experienced at the end of the last century, the Corporation closed its doors in 1995. However, the cultural, sports and social institutions that were detached from Flandria are still standing, as a symbol of the struggle of an organized community.
This exhibition brings together three artists (Nacha Canvas, Franco Fasoli and Jorge Pomar) who, in order to produce their work, travel through different cities, geographies and landscapes, and carry in their strokes, in their palettes, in their poetics and in their ways of producing the autochthonous of the places from which they come, activating memory resources which are typical of the communities they inhabit. The intense migratory movements, both internal and external, generate different effects on their work processes, acquiring new layers of signifiers on their own production.
Based on the idea of ​​dividing the space into two apparently opposing formats – on the one hand a more intimate exhibition and on the other a more monumental one – the works presented in the two rooms propose new stories about the domestic and the urban, about landscapes. inside and outside, and on the different ways of approaching the production of visualities in the Argentine territory, with special focus on the sensitive gesture of the formal tradition of the practices most linked to the artisanal such as textiles, frescoes and ceramics .
The landscapes that Franco Fasoli presents in this exhibition are clearly mundane and evoke images of neighborhood community tribes, of action, of the messy, of taking the streets. In the small room he presents a cutout of 20 sketches made during his more than 20 years as a graffiti and mural artist. A fantastic little anthology. Almost all of these drawings were taken from paper to wall in different cities around the world. In the main room, Fasoli exhibits a site-specific installation designed for this show, where he reconstructs the history of muralism in Argentina. A fresco that appears to have been extracted from the wall – an operation that has a history of detractors and fire extinguishers in the recent history of our country – is exhibited collapsing on a scaffold. The image that the fresco gives us is a powerful tribute to the history of local urban art, where virtuosos such as Berni, Carpani, Soldi and Alfredo Guido coexist with Siquier’s contemporary work on the subway, as well as with the greatest Homer in the world (Guinness record).
Nacha Canvas, on its side, proposes a landscape of the uncertain, of the fragile, of what the wind drags, of what time piles up. Or perhaps it is just a certainty, the only one possible: when we are no longer here and there is nothing left, there will only be clay, the ancient, perennial and precious fruit of the earth. In the small room, a piece of plastic contains the remains of tiny, cracked pieces of the material adhering to a collapsing skin. In the main room, a large installation of clay dust combed and shappen by the artist seems to evoke the periods of geological formation, the landscapes of a desert, the tectonic plates, the interior of a mountain. On the walls, works made of cooked clay glued on cloth and slightly colored with pigments build tiny and fragmented geographies that somehow become school maps of invented provinces, cities and towns, of plains and pampas, of forgotten plateaus and reliefs.
Jorge Pomar’s works are an intermediate landscape. Something like a limbo between the heavily mundane and the harmonious of the spiritual and heavenly world. In the main room, the artist recreates the gesture of taking the typical arches of Munar’s architecture to create doors that open to other dimensions. These textile arches are walls on one side and skies on the other, as if it were a door to break down in order to go out to play. On one of its faces the walls have the marks and inscriptions of the street, the neighborhood, a community of graffiti artists who take the brick walls as canvases. That gesture of filling these walls with tags from his colleagues is -from an autobiographical side- an evocation of his personal history and his way of being an artist and -from a global perspective- a way of constructing a genealogy and a sketch of a history of urban art. In the small room, on the other hand, he reformulates the operation and synthesizes it, presenting us with real bricks covered in textile bricks on pedestals of clouds that rise towards other universes, proposing new ways of thinking about the link between earth and heaven.
Flandria is the possibility of an imaginary country, of re-creating new landscapes and other forms of associationism. Flandria is the longing for a time, a forgotten factory, the neighborhood that raised us, the dream of a life built collectively. Flandria is the childhood that has already left us, the memory of a town, the memories of the province, the hands stained with clay. Flandria is a bet, in mechanized times, for the sacred power of the artist’s craft.

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Buenos Aires, Argentina 🇦🇷
Galería Pasto
13.2.2021
21.5.2021
Muestra dúo junto a Federico Cantini
Fotos de Florencia Lista
Asistencia de Tato Conte Mac Donell
Nota de Laila Calantzopoulos en Revista Otra Parte
Nota de Tato Conte Mac Donell en Ramona
Texto de Joaquín Barrera
Adentro de una habitación que nadie habita hay mucha agua concentrada. Son lluvias que llueven al revés, mares espesos que se secan, tormentas feroces que inundan suelos plagados de mica brillante y un río bravo de agua dulce que baña las piedras de su cauce. De una nube quiere caer una gota. El agua es una deidad que asciende misteriosa y, después, llora del cielo.
Es que ese celeste intangible son capas infinitas superpuestas de aire apelotonado, veladuras de lo desconocido, una obsesión sin salida que no tiene comienzo ni final. De un paisaje a una ventana sin cortinas, de una ciudad contaminada a la pureza de un pueblo polvoriento, de la historia del arte a un dibujo animado, de un protector de pantalla de Windows al reto de un maestro de plástica por no cubrir la hoja entera. Los cielos son imágenes repetidas, reproducidas hasta el agotamiento, filmadas en todas sus variantes, impresas en millares de fotografías, pintadas en infinidad de frescos y telas embastadas. Porque el cielo, al final del día, es siempre un protagonista que nunca deja de estar invitado. Adentro y afuera. En lo natural y en la ficción. En lo orgánico y en lo consumible.
Jorge Pomar viene del afuera, de un mundo sin encierros, de una llave colgada en el cuello para patear la calle, de jugar al aire libre y de intentar tocar el cielo con las manos parado arriba de un andamio. Pero también vive en un adentro intangible, en un lugar al que se entra por un tubo cloacal verde, con monedas en los ladrillos, honguitos que te hacen crecer y cactus carnívoros que te quieren comer. Y que tiene un cielo gigante con nubes de algodón pero que también es una escalera de ascensión hacia otros nuevos jugares.
Las obras presentadas en sala dan cuenta de que creció con todas esas contradicciones de finales del siglo pasado, que deambula del rancheo en la vereda al encierro de los videojuegos, de la política de masas a una educación cívica moldeada en tv durante la hora de la cena (o el homo-videns de la videopolítica sobre el que escribía Giovanni Sartori), de los estados-nación modernos y sus símbolos coloridos a la sobriedad estetizada de la geopolítica supranacional,  de una generación híper-estimulada por el consumo a la crisis de representación que se rebela tímidamente con imágenes editadas y gestos performativos.
Las banderas – hackeadas, parchadas, adulteradas y resignificadas en una operación callejera que remite al graffiti – conviven con las pinturas de esos cielos abiertos en una sensación de libertad teledirigida y sobre actuada. Están suspendidas, no flamean, no agitan marchas militares ni clarines de guerra. Sólo están ahí, detenidas, quietas, inmóviles, al alcance de la mano, fuera del aura institucional y listas para ser manoseadas. Cuelgan de un cielo que no se ve pero que también podría ser un piso. El espejo invierte nuestros cuerpos y las dimensiones se pierden. En este lugar el cielo se puede tocar y lo sagrado ya no existe. O quizás sólo sea un teatro que presenta una ilusión romantizada de poder, al fin, cambiar el cauce de la historia.
Pero el aire aún está pesado y se avecina una tormenta. Sobrevuelan en el ambiente sensaciones hostiles, ajenas, ensangrentadas. Esas banderas son estandartes de la violencia de un patriotismo estatal siniestro, militarizado y policial. Con el silencio y el aval de los medios y del mercado crece a pasos agigantados la carrera armamentista y bacteriológica y los bloques geopolíticos y los sistemas de poder se mueven como piezas de ajedrez dejando a su lado campos estériles de peones heridos. El agua, contaminada y podrida que sube al cielo, está a punto de crujir. Ronda en el ambiente una angustia sincera de que algo está por pasar pero que nunca sucede del todo. Hay una tensión visible entre el estado de suspensión de una gota que nunca cae, en un vaso que está a punto de rebalsar.
A nuestros costados, sólo hay aire podrido. Arriba y abajo, el vértigo del vacío. Y en el medio, mucha combustión gaseosa que se hace nube y me licúa la vista. Afuera, el caos que construimos. Adentro, una pregunta que desde hace un tiempo retumba en mi cabeza sin parar: ¿Qué hago en un lugar que no tiene piso ni techo?
1 Sartori, Giovanni (1997). “Homo-videns: la sociedad teledirigida”. Editorial Taurus.
2 Esta pregunta pertenece a Diana Aisenberg y formó parte de una de las listas fundamentales que sirvieron de contención afectiva durante la primera parte del 2020 en el MDA.

Buenos Aires, Argentina
🇦🇷
Pasto Gallery
13.2.2021
21.5.2021
Duo exhibition next to Federico Cantini
Photos by Florencia Lista
Assistance by Tato Conte Mac Donell
Note by Laila Calantzopoulos in Revista Otra Parte
Note by Tato Conte Mac Donell in Ramona
Text by Joaquín Barrera

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Muestra colectiva
Córdoba, Argentina 🇦🇷
CC220
15.3.2019 ➝ 14.4.2019
Curada por Nicola
NHC explora los elementos externos al humano que de alguna forma conectan con sus más profundas emociones para definirlo como ser emocional.
De la construcción innecesaria a la reflexión liberadora.
Non Human Collective, muestra de sitio específico en el que 9 artistas, convocados en esta única oportunidad, abordan un espacio interior en distintos soportes y técnicas (látex sobre pared, obras realizadas en otro contexto, animaciones, video, spray sobre pared, paste up, etc) construcción de una nueva realidad, manifestaciones de la reflexión personal.

Group exhibition
Córdoba, Argentina 🇦🇷
CC220
15.3.2019 ➝ 14.4.2019
Curated by Nicola
NHC explores the elements external to the human that somehow connect with his deepest emotions to define him as an emotional being.
From unnecessary construction to liberating reflection.
Non Human Collective, a specific site exhibition in which 9 artists, summoned on this one occasion, approach an interior space using different media and techniques (latex on a wall, works made in another context, animations, video, spray on wall, paste up, etc) the  construction of a new reality, manifestations of personal reflection.

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Buenos Aires, Argentina 🇦🇷
Galería Quimera
9.11.2018 ➝ 21.12.2018
Muestra dúo junto a Dana Ferrari
Curada por Diego Bianchi
Performance de Andrés Gorzycki, Felipe Alvarez Parisi, Mia Superstar y Z
Asistencia de Nina Kunan, Felipe Alvarez Parisi, Mía Superstar y Z
Fotos de Victoria Robledo
“La destrucción de lo sagrado”
“El parangolé rodó por los jardines, arrastrando a la masa oscilante
que antes se acodaba contemplativa frente a los cuadros…
Fue la primera vez que el pueblo entró en el museo.”

Waly Salomão, “Hélio Oiticica: Qual é o parangolé? E outros escritos”
Qué pasó, qué pasó… que frente a nuestros ojos y bajo nuestros pies se desfigura el tablero y en la nueva partida, en el nuevo mundo, sólo existe la determinación de ser los peones que irán al muere. Somos superados por la imposibilidad y sólo nos resta estar a merced de todo.
Reagruparse parece ser el único atenuante fuera de toda estructura arrasada.
A llorar y reír. Reírse puede ser el más vital de los actos, el más indómito y por lo tanto revolucionario. Quien se ríe de un poder lo hiere de muerte.
¿Habrá algo más desestabilizador que tomarse lo existente como relativo?
La declaración de guerra contra lo establecido por el sólo principio de serlo.
Erosionar las formas de lo dado abre el abismo de indeterminación y posibilidad.
Jugar a lo que sea con pasión, jugársela, desperdiciar el tiempo en eso, desperdiciar y jugar, es lo único serio que podemos hacer.
Declare la guerra al jugador rojo, declare la guerra al jugador de la derecha o conquiste África y Oceanía, para mantener el juego jugándose…
Acaso sólo la contingencia provoque autoconciencia y pensamientos nuevos.
Los símbolos del poder que se derritan en pura alegoría, estereotipo, cliché, que vuelvan más cosa la “cosa” señalada, la remitan a su forma banal como cosa del mundo, por lo tanto absurda, patética, profanable, intercambiable y prescindible.
Todo puede cambiar, todos somos intercambiables, las obras de arte pueden fugarse y reírse de vos.
Cualquier peón puede lograr su jaque mate.
Jorge Pomar presenta su práctica desbordada en series simultáneas que viene desarrollando desde 2015: banderas travestidas, dibujos profusamente vitalistas y cerámicas absurdamente utilitarias.
Cada expansión que hace es pura oportunidad abierta para toquetear códigos dormidos con barullo y picardía del afuera, para desbordar configuraciones, para enturbiar y recomponer poéticamente la hecatombe del mundo.

Diego Bianchi
23 OCT 2018
Buenos Aires


Buenos Aires, Argentina 🇦🇷
Quimera Gallery
9.11.2018 ➝ 21.12.2018
Duo exhibition next to Dana Ferrari
Curated by Diego Bianchi
Performance by Andrés Gorzycki, Felipe Alvarez Parisi, Mia Superstar and Z
Assistance by Nina Kunan, Felipe Alvarez Parisi, Mía Superstar and Z
Photos by Victoria Robledo
“Destroying what is sacred”
“The parangolé rolled around the gardens, dragging along with it the oscillating
crowd that had previously been leaning contemplatively in front of the pictures…
It was the first time the people went into the museum.”
Waly Salomão, “Hélio Oiticica: Qual é o parangolé? E outros escritos”
What happened, what happened… when in front of our eyes and under our feet the board becomes disfigured and in the new game, in the new world, all that exists is the determination to be the pawns who head to their death. We are overcome by impossibility and all that is left is for us to be at the mercy of everything.
Regrouping seems to be the only mitigation beyond all razed structures.
Let us laugh and cry. Laughing might be the most vital of all acts, the most irrepressible and therefore the most revolutionary. He who laughs at power strikes it with a mortal wound.
Is there anything more subversive than taking whatever exists as relative.
A declaration of war against what is established, purely on the grounds that is what it is.
Eroding the forms of what is a given opens the abyss of uncertainty and possibility.
Play whatever you play with passion, take a risk, squander time on it, squander and play, that is all we can do.
Declare war against the red player, declare war against the right-wing player or conquer Africa and Oceania, to keep the game playing itself…
Perhaps only contingency can provoke self-awareness and new thoughts.
Symbols of power that melt into pure allegory, stereotype, cliché, that become more of a thing than the “thing” itself, alluding to its banal form as a thing of the world, and as such, absurd, pathetic, desecratable, exchangeable and expendable.
Everything can change, we are all exchangeable, works of art can run away and laugh at you.
Any pawn can achieve its very own check mate.
Jorge Pomar presents his overwhelmed practice in the simultaneous series that he has been developing since 2015: cross-dressed flags, thoroughly vitalistic drawings and absurdly utilitarian ceramics.
Each expansion he makes is a wide open opportunity to tweak dormant codes using melee and mischievousness, to crack configurations, to poetically sully and reassemble the hecatomb of the world.

Diego Bianchi
23 OCT 2018
Buenos Aires

 

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Paris, France 🇫🇷
La Friche Gallery
27.2.2013 ➝ 3.3.2013
Solo exhibition

Assistance by Raph and Julián Pesce
L’année dernière je croyais qu’un tsunami allait détruire le monde mais il n’est finalement pas arrivé. Désormais, c’est une grande vague de changement qui est survenu sur laquelle nous devons surfer. “SURF 2012” est une compilation d’images qui parlent d’un même univers où la destruction, le chaos et la mutation se montrent dans les espaces communs et quotidiens des humains.

El año pasado creía que un tsunami iba a venir a destruir el mundo pero al final no vino. Sin embargo, lo que vino fue una gran ola de cambio que había que aprender a surfear. “SURF 2012” es una recopilación de imágenes que hablan de un mismo universo donde la destrucción, el caos y la mutación se muestran en los espacios comunes del hábitat humano.